domingo, 16 de agosto de 2015

El cine: ¿Arte o Industria?

Al hablar de cine es común que instantáneamente aparezcan dos pensamientos. Inclusive se podría hablar de posturas ideológicas; hay quienes consideran que el cine es una expresión o manifestación artística y otros que lo ven como una industria del entretenimiento; La interminable disputa entre el cine arte y el cine comercial. Aquellos que entienden las películas como una obra de arte y aquellos que la entienden como un producto o ganancia.


Dos posiciones que han estado en constante colisión desde los mismos inicios del cine –y que tomando en cuenta su exposición de principios– de ningún modo van a congeniar entre sí: o se toma como arte o se toma como industria.
“Hace unos años participaba en el proceso de selección de alumnos de un centro de estudios de formación audiovisual, y entre las preguntas de un cuestionario de valoración, decidí incluir una pregunta que me pareció clave: ¿el cine es una expresión artística o una industria para el entretenimiento?
Adelanto que toda respuesta era válida.” Podemos considerar el cine como un estilo de expresión o manifestación artística de la misma manera que podemos vincularlo a un proceso de producción industrial, una cosa no suprime a la otra. Indistintamente de la manera en que esté efectuada cualquier producción audiovisual, podemos sostener que ha seguido un proceso industrial, de la misma manera que hasta una producción de Hollywood puede ser considerada una obra artística, de mayor o menor calidad, por qué no. habitualmente vinculamos el término industria a las películas que vienen de Hollywood, que por su acostumbrado carácter plagiario se condicionan a adueñarse de fórmulas comerciales de confirmado éxito, aprovecharlas y comercializarlas hasta la saciedad.
“¿Que trataba de averiguar entonces con esta pregunta? ¿Pretendía conseguir un pedazo de la gran tarta, al igual que habían conseguido Antonio Banderas o Alejandro Amenábar, o tan sólo compartir su sensibilidad con el resto del mundo? Sin que tenga que ser necesariamente así, mi intuición me decía que un alumno que contestara que el cine es industria tenía de entrada su estrategia mal plateada, y lo más probable es que tuviera serios problemas para culminar con éxito su proyecto de vida. Por otro lado, lo más probable es que los que contestaban que era una forma de expresión artística, sí tendrían el potencial para sacar adelante sus proyectos, porque aunque no tuviesen dinero, no les faltarían ganas de expresarse a toda costa, de cualquier manera. El mismísimo Francis Ford Coppola me daría de alguna manera la razón cuando, al asistir para la inauguración del curso académico, aconsejaría que se dedicaran a otra cosa aquellos que veían en el cine una manera de hacer dinero.” Para hacer el cine hay que amar el cine (el arte) no el dinero (la industria). Y parafraseando lo que incluso mencionaba Fernando Fernan Gómez en aquella serie, Queridos cómicos, lo más probable es que aquellos que se dedican al cine deseando llegar a ser estrellas, acaben estrellados contra su sueño, mientras que los que lo toman como un quehacer o profesión, no deberán dejar jamás de trabajar o laborar para lograr salir adelante.



Ciertamente los que esperamos apreciar el cine como un proceder de expresión o manifestación artística somos minoría, proliferando aquellos que meramente lo buscan como recurso de  distracción, diversión o pasatiempo, pero de lo que no se debe vacilar es que las obras y creaciones  que permanecen verdaderamente en el tiempo no son necesariamente las que más dinero han recaudado o mayores ingresos haya tenido, sino las que marcan una huella muy trascendente en el corazón del público. ¿O no es así?

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