viernes, 26 de junio de 2015

Reseña de Madame Bovary

FLAUBERT, GUSTAVO. Madame Bovary. Espasa, 1856, 400 pp


¿Eres tú la Madame Bovary de hoy?


Es una de las obras maestra de la literatura francesa y de la novela del siglo XIX, que continúa deleitando a sus lectores hasta la actualidad.
 El autor de esta gran obra es “Gustavo Flaubert  quien nació  en Rúa en el año 1821 y murió en el año 1880, este fue un escritor francés, se caracteriza principalmente por su forma de escritura.  Empezó a estudiar derecho en Paris pero tuvo que retirarse por problemas de salud, por lo que se decidió dedicarse de lleno a la literatura.  Es uno de los escritores más importantes de todos los tiempos, es conocido en todo el mundo por su gran obra Madame Bovary, la cual al público en el año 1856.” Flaubert es un verdadero creador de estilo, un apasionado de las palabras. Presenta la belleza del lenguaje a través de la minuciosa descripción de las cosas, de los hechos, de los sentimientos; la precisión en las palabras que, casi como en la poesía, ocupan un lugar inamovible en el ritmo de la frase.
En Madame Bovary se narra la historia de Emma Bovary, una hermosa joven que se casa con un médico de pueblo, Charles Bovary. La tranquila vida rural que se ve obligada llevar no le satisface para nada las expectativas que Emma había depositado en su vida. Su marido le parece simple, un ser sin ambiciones y falto de inquietudes. Ella se siente sola porque no encuentra a nadie capaz de compartir con ella sus sentimientos y pensamientos. El aburrimiento y la monotonía centran su vida y Emma desea escapar de ella a toda costa. De la mano de dos amantes y de una desenfrenada vida adultera y promiscua, Emma tratara de convertirse  en la mujer que siempre había deseado ser; sin embargo, esa desenfrenada aventura acabara por destruir todo, incluso a ella misma. 
Madame Bovary, subtitulada "Costumbres provincianas", define "esa desazón inaprensible", tan presente también en nuestros días: el inconformismo de la vida cotidiana, la atracción por el lujo, el consumismo, y la decepción en sucesivas relaciones amorosas, como búsqueda inagotable de un ideal que, por serlo, nunca se consigue.
En este contraste entre la decepcionante realidad y las ilusiones y aspiraciones de la protagonista juega un papel fundamental la lectura, lugar de consuelo y fuente de locura a la vez Emma Bovary lee con avidez las novelas románticas que la distraen de la cotidianidad insípida, pero al mismo tiempo le crean unas expectativas, la cual la vuelven loca, como una versión femenina de aquel Alonso Quijano que enloqueció por leer demasiadas novelas de caballería. Flaubert se muestra ambivalente con su señora Bovary; en ocasiones la hace parecer ridícula, una mujer rendida a la idealización del amor, sin embargo, también logra que el lector  se compadezca de ella y rechace los convencionalismos de los personajes que la rodean, quienes, encerrados en sus propios intereses no logran comprender su sensibilidad. La crítica, por lo tanto, se dirige en ambos sentidos: el amor romántico y la sociedad contemporánea del autor.
Antes de casarse, a Emma le había parecido que sentía amor; pero como la felicidad que habría debido ser el resultado de ese amor no había llegado, pensaba que probablemente se había equivocada.  E intentaba saber cómo había que entender exactamente en la vida las palabras “felicidad” “pasión” y “embriaguez” que tan hermosas le habían parecido en los libros. (Pag 52)
En cuanto a la forma, Flaubert es un verdadero creador de estilo, un apasionado de las palabras. Presenta la belleza del lenguaje a través de la minuciosa descripción de las cosas, de los hechos, de los sentimientos; la precisión en las palabras que, casi como en la poesía, ocupan un lugar inamovible en el ritmo de la frase.
El autor refleja con gran acierto la tragedia de este personaje, y Madame Bovary ha resultado ser una obra de referencia constante, hasta el punto de estar considerada como una obra maestra del realismo.
Según nuestra opinión basándonos en partes importantes de la obra Emma Bovary es un claro ejemplo de lo mal que acaba el "espíritu de lo romántico", que lleva inevitablemente al desastre, a la ruina, a la autodegradación y a la injusticia sobre los demás. “La moraleja es clara, y la descripción de ese marido primitivo pero cándido que tantísimo la ama (y que no se merece semejante traición por mucha que sea su simpleza intelectual), refuerza aún la sensación final de que Emma se ha equivocado, como un Quijote francés y femenino que de leer demasiadas "bobadas" palaciegas, se ha olvidado de su verdadero mundo, y se ha dejado engañar por el primer vividor. Sin embargo, y bajo este enfoque consciente, a Flaubert se le ven todavía unas simpatías inmensas hacia su protagonista, una amor especial, y una comprensión absoluta, desarrolladas con el trato que da a su psicología; la redime, "a pesar de ser romántica", la condena, pero a la vez la perdona. Lucha a través de ella, porque ella es él, y el suyo, es su pequeño drama privado...”


Cibergrafia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Gustave_Flaubert

http://www.elresumen.com/libros/madame_bovary.htm

Reflexión de la obra El Extranjero

Albert Camus nos trae una historia sobre la mentalidad de la sociedad en 1942, con la segunda guerra mundial en su auge, donde se veía tanta brutalidad en los asesinatos, que las personas se habían vuelto insensibles ante tales situaciones, gracias a que se convirtió en algo muy cotidiano. Esto no lo demuestra en su novela en donde el personaje Meursault menciona una frase que le había dicho su madre antes de morir que era “uno acaba por acostumbrarse a todo”. 

La obra relata parte de la vida de Mersault, quien después de acudir al funeral de su madre siente un profundo vacío y una indiferencia arraigada ante toda experiencia, sensación, ocasión y persona. A pesar de contar técnicamente con una vida plena -amigos, pareja sentimental, empleo y vivienda-, comete un asesinato contra un acérrimo enemigo de un amigo cercano, lo cual le concede un pase automático ante el Jurado que finalmente le dictamina pena de muerte. 

Sin duda alguna Camus muestra a través de sus páginas la cúspide y el clímax del pensamiento de la época (1942), caracterizado por una indiferencia, un profundo rechazo y una negación de toda ideología o espiritualidad propias del existencialismo y del nihilismo, respectivamente. 


“Es propio y menester afirmar que dicho existencialismo y nihilismo pasivo característico del personaje es producto quizá de un racionalismo extremista, donde la mente del individuo ha trascendido más allá de los sentimientos, emociones y placeres, instaurándose por ende el raciocinio como máximo propósito. Precisamente una vez establecido un racionalismo radical, respaldado por una fluida e infinita sabiduría y experiencia, todo lo demás se considera un excedente innecesario y carente de valor alguno, por lo que es posible prescindir de su existencia. Como bien lo establece uno de los pensamientos del personaje Mersault: “Yo había tenido razón, tenía todavía razón, tenía siempre razón”. (Camus, 1942, p.37).”


Finalmente es posible afirmar que la obra El extranjero de Albert Camus es una exquisita pieza que sirve de guía hacia el entendimiento del yo, ya que a través de sus líneas es viable preguntarse ¿cuál es la relación del “yo” con el “otro”? ¿Acaso el racionalismo extremo puede conducir a la supresión de la sensibilidad humana y las emociones? Múltiples cuestionamientos más se conducen a través de las finas pero muy profundas líneas del texto. Una lectura totalmente recomendada para los amantes de la filosofía y de la duda.